CON EL TIEMPO
Con el tiempo comprendí que mucho es poco y que poco es nada.
Con el tiempo comprendí que el amor loco dura poco y que quien te ama permanece a tu lado para siempre.
Con el tiempo comprendí que ninguna hoja cae del árbol si no ha llegado su momento.
Con el tiempo comprendí que, a pesar de estar lejos de casa, llevamos las raíces de nuestra patria en el alma.
Con el tiempo comprendí que el tiempo perdido nunca se recupera.
Con el tiempo aprendí a dar prioridad a lo que me hace feliz.
Con el tiempo comprendí que las personas no cambian, solo cambian las máscaras.
Con el tiempo comprendí que ya no tengo tiempo para perder el tiempo.
Con el tiempo comprendí que no existe un último baile, que todos los días puedo bailar bajo la lluvia.
Con el tiempo comprendí a no caer en el caos de mi desorden cuando intento ser perfecta.
Con el tiempo comprendí que pequeñas decisiones traen grandes logros.
Con el tiempo comprendí que no existe en el calendario un día especial, que todos los días son especiales.
Con el tiempo aprendí a amar el conocimiento, que me ayuda a evolucionar.
Con el tiempo comprendí que la música fortalece los sentidos.
Con el tiempo comprendí que las personas llegan y se van, y nos dejan grandes lecciones de vida.
Con el tiempo comprendí que existen más muertos en las calles que en los cementerios.
Con el tiempo comprendí que amar es aceptar a las personas tal como son, sin juzgar ni reprochar.
Con el tiempo comprendí que el arte sana el alma.
Con el tiempo comprendí que la soledad es la mejor compañera para evolucionar e inspirarse.
Con el tiempo comprendí que la poesía es todo lo que nos rodea, que se pueden hacer bellas poesías de cosas simples.
Con el tiempo comprendí que las despedidas son dolorosas si no dejamos ir.
Con el tiempo comprendí que la adaptabilidad es beneficiosa cuando emigramos a otro país.
Con el tiempo comprendí que el mundo es mágico, y está lleno de oportunidades.
Con el tiempo comprendí que la imaginación lo es todo.
Con el tiempo comprendí que somos el resultado de lo que pensamos.
Con el tiempo comprendí que un arquitecto puede ser médico de su propia alma.
Con el tiempo comprendí que el ego se engrandece si le damos alas.
Con el tiempo comprendí que los mejores colores son el color de los ojos que me observan.
Con el tiempo comprendí que la familia perfecta no existe.
Con el tiempo comprendí que hay que llorar para sanar.
Con el tiempo comprendí que en el trabajo no hay amigos, solo compañeros.
Con el tiempo comprendí que las mentiras caen por sí solas.
Con el tiempo comprendí que de nada sirve vivir en un castillo de cristal si no se vive feliz.
Con el tiempo aprendí a perdonarme y a perdonar.
Con el tiempo comprendí que debo continuar el camino y seguir avanzando.
Con el tiempo comprendí que el apego solo causa sufrimiento y es mejor dejar marchar todo lo que haga daño.
Con el tiempo comprendí que los proyectos fracasados no son el fin, sino una oportunidad para aprender y alcanzar el éxito.
Con el tiempo comprendí que los valores como la honestidad, la empatía y la integridad son la base de una vida plena y significativa.
Con el tiempo comprendí que la verdadera madurez se refleja en nuestra capacidad para enfrentar los desafíos con sabiduría y serenidad.
Con el tiempo comprendí que emigrar es un acto de valentía y que cada paso en un nuevo país es una oportunidad para crecer y aprender.
Con el tiempo comprendí que seguir adelante, a pesar de las dificultades, es lo que nos fortalece y nos permite alcanzar nuestros sueños.
Este poema reflexivo lo escribí en un momento crucial de mi vida. He dejado atrás recuerdos, personas y cosas que me causaban daño. Puedo decir que he alcanzado el éxito y soy plenamente feliz. Antes buscaba llenar vacíos, ahora solo continúo el camino. No sé dónde me encontraré más adelante, no sé si en otro país, otra ciudad, no lo sé. Solo he aprendido a ser feliz, hoy, aquí y ahora. Agradezco a todas las personas que, de alguna manera, me desafiaron, pues ustedes han sido mis mejores maestros de vida. Si no hubiera enfrentado dificultades, no habría descubierto la fortaleza que todo ser humano lleva dentro. Gracias a todos los ángeles de luz que aparecieron en momentos difíciles. Gracias a mis hijas, ellas han sido el motor principal para que yo pueda seguir adelante. Las adoro y las amo. Gracias, papá, por haberme enseñado a ser fuerte ante cualquier pérdida y por ser mi guía y ejemplo de resiliencia. Tu sabiduría y amor incondicional han sido mi mayor inspiración.
A todos los que leen esto, les animo a seguir adelante, a amarse y a valorar su propia fuerza. La vida está llena de desafíos, pero cada uno de ellos es una oportunidad para crecer y descubrir la increíble fortaleza que llevamos dentro. No importa cuán difíciles sean los momentos, siempre hay luz al final del túnel. Ámense a sí mismos, valoren cada paso que dan y recuerden que cada día es una nueva oportunidad para ser felices y alcanzar sus sueños. La verdadera belleza de la vida radica en nuestra capacidad para superar las adversidades y encontrar la felicidad en los pequeños momentos. Nunca dejen de creer en ustedes mismos y en su capacidad para transformar su realidad.
" No hay imposibles"