“¿Te sientes atractivo?” Quería comenzar este blog con esa pregunta que un día escuché en el tren de regreso a Valencia tras un fin de semana excepcional. En el vagón, viajaban varios jóvenes de entre 20 y 23 años, todos ellos elegantes y atractivos. Se hablaba de sus carreras universitarias; uno comentaba que trabajarían en el bufete de su padre, otro decía: “Yo me iré a trabajar fuera de España”, mientras uno permanecía en silencio, sin prestar atención a las respuestas de los demás. “¿Y tú, qué harás después de la universidad?”, preguntó uno. “¡No quiero hacer nada!”, exclamó. “¡¿Qué dices, tío?!”, exclamaron sorprendidos, lanzando preguntas: “¿Por qué?”, “¿Qué te pasa?” “Nada, solo quiero tomarme un año sabático”, respondió, y todos dijeron: “¡Estás loco!”...
“Vale, te sentirás guapo, pero necesitas algo para vivir”, insistió un amigo. Era evidente que el joven tenía una autoestima alta, y a el solo le importaba sentirse bien, aunque el resto de sus compañeros le digan lo contrario, el se sentía seguro y sobre todo "GUAPO"
Esa conversación me hizo reflexionar sobre cómo el aspecto físico es un componente clave de nuestra autoestima, ya que es lo primero que se nota. La belleza externa puede devaluarnos o sobrevalorarnos, dependiendo de cómo nos vean los demás.
Vivimos en una sociedad que considera el cuerpo como una tarjeta de presentación; según tu apariencia, así te tratarán. Hay quienes ven su cuerpo como un templo y lo cuidan meticulosamente, y suelen ser aceptados socialmente porque destacan físicamente. Las modas y la publicidad de modelos perfectos presionan a los jóvenes a amar su cuerpo, a veces llevándolos al quirófano para ajustes estéticos. “Quiero verme tan bien como esa chica de Instagram”, es un comentario común entre jóvenes que buscan la belleza.
La obsesión por ser atractivos ha incrementado la inseguridad y el temor al rechazo social.
Frente a esta controversia sobre la imagen, creo que debemos superar los complejos y enfocarnos en nuestras virtudes. Hay algo más valioso que siempre nos hará sentirnos atractivos: el amor propio. Así que, si alguna vez dudaste de tu belleza, recuerda que lo que realmente resalta en una persona son su ética, y valores, estas bellezas son inigualables.

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