17 de Marzo del 2023 Madrid
Se prenden y se apagan las luces del edificio; es de noche, ya todos descansan en los brazos del dios Morfeo. Escucho la respiración de aquellos que aún no duermen. En este mismo edificio, paso más de 10 horas trabajando con seres solitarios que necesitan amor y comprensión.
Siempre se escucha una voz que me llama o, en ocasiones, un timbre que suena como ambulancia. Voy de prisa por los pasillos del edificio a ver quién llama. “¡Ayúdame, por favor!” escucho al entrar a la habitación, donde una mano me pide auxilio.
Marco un número y pido ayuda, mientras no dejo de acariciar su cabeza y sujetar su manita temblorosa. Las lágrimas resbalan por mis mejillas al pensar que son tan frágiles.
Las horas pasan y descubro imágenes que se ocultan tras las sábanas, son rostros vetustos, cansados por el paso de los años. Sollozo a la noche, le gimo a la ciudad humana y a esta sociedad que cada vez va perdiendo los valores de amor, cariño y respeto con estas personas indefensas y solitarias.
En este mismo edificio voy envejeciendo cada noche junto a ellos. Y lo que nadie sabe es que en este mismo edificio, puedo disfrutar de su cariño. Me cuentan historias, me abrazan, me llenan de besos de chocolate, caramelo y mazapán.
Muy pronto va a amanecer, mi turno terminó, me voy hasta mañana, me despido apresurada. “¡Ay, si Dios quiere, hija!” dice la señora que se encuentra en el rincón.
Volveré esta noche… ¡chao!
#MIVLOG #ALEJANDRAMORENO

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